top of page

QUERIDO WERNER,

  • Foto del escritor: ELLA, sobreviviente
    ELLA, sobreviviente
  • 16 jun 2019
  • 2 Min. de lectura

A menudo suelo tener migraña, pasa durante momentos específicos. -Esos los más difíciles-. A veces no puedo evitarlo y grito mientras me sostengo la cabeza entre los manos. Duele mucho. -A veces creo que exagero, pero así me siento-. Durante mucho tiempo Werner -mi querido hermano- fue alguien de quien aprendí demasiado. Desde que era pequeño siempre me acompañaba y se mostraba a gusto con mis enseñanzas de hermana mayor. Ambos nos llevábamos muy bien.

Ahora el suele tocar a mi puerta y al verme en mi cama con la mano en la cíen, me dice: -sigues enfermita, y se retira, algo decepcionado.

Él me ha visto llorar muchas veces. -No me imagino que se le viene a la mente- pero para él mi cambio emocional se debe a que estoy mal de salud. Siempre procura tratarme con cuidado y no le gusta que vea cosas tristes, -teme que me ponga llorar-, te hace daño, -me dice-.

Ya no salimos como antes, tampoco tenemos momentos divertidos aprendiendo ciencia y sobre todo ya no nos damos esos abrazos llenos de cariño que siempre me has dado desde que era pequeño.

Se ha acostumbrado a mantenerse alejado y siempre atento a mi estado emocional. El ya notó que me incomoda el contacto físico con la personas. Sí me ve triste el asume que estoy mal y siempre que quiere hacer algo me dice: -en otro momento será y se aleja.

¿Por qué ya no sonríes? – me pregunta-. Werner es muy listo, aun no sé qué tanto sabe; solo sé que él se aparta para que yo esté bien, aunque eso nos separe a ambos. A veces me pregunto si a él le duele como a mi verlo distanciado. Entiendo porque lo hace. Se sacrifica por mí. Solo tiene once años y su vida también cambio. A veces lamento no estar para él y vivir cada momentito alegre de sus días. Me causa tristeza verlo alejándose cuando me ve. Siempre diciendo: -Descansa, estas mal. -Se le apaga su alegría-.

Querido Werner, sé que las cosas cambiaron bastante. Sé que la primera vez que viste llorar desesperadamente te choco bastante. Fue en esos primeros días en los que yo no podía con tanto dolor que llevaba dentro y no pude más. Recuerdo tu cara de asustado ese día sin saber que hacer, diciéndome cálmate mientras acariciabas mi cabeza. Desde entonces tuviste tanto cuidado conmigo.

Antes entre nosotros había mucha alegría -aun adoro tus deseos de aprender-. Ahora todo es tan sombrío y lo siento. Discúlpame por no estar ahí para ti. Te quiero con mi alma. Gracias por cuidarme. Te prometo que pronto estaré mejor.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Resiliencia

Los días pasaban. Ya no estaba segura de por qué luchaba. Todo se volvió monótono, ya no tenía esperanza, pero no quería rendirme, así...

 
 
 
El abogado del diablo

Los días se habían vuelto fastidiosamente rutinarios, prefería hacer “nada” a tener que salir de mis cuatro paredes. Siempre buscaba una...

 
 
 

Comentarios


© 2023 por NÓMADA EN EL CAMINO. Creado con Wix.com

  • b-facebook
  • Twitter Round
  • Instagram Black Round
bottom of page