top of page

DESCENSO

  • Foto del escritor: ELLA, sobreviviente
    ELLA, sobreviviente
  • 12 may 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 13 may 2019

Me pase todo el día en la comisaria, aun llevaba la misma ropa. Ya era de noche, ¿A dónde ir? Le pregunte a mi amiga si podía quedarme en su casa. No quería encarar a mi familia y no creo que hubiera podido ocultar como me sentía en ese momento. Tenía que volver al día siguiente y este día no me había ido bien. (Decidí dejar la experiencia de la denuncia para después, aun me cuesta hablar pero sé que no quiero estar en silencio, necesito un poco de tiempo).

Pasaron dos días y tenía que volver a mi casa. Mi familia se había cansado de llamarme al celular pero para mí sería imposible acercarme a ellos sin ponerme a llorar, no podía ir.


Tenía cita con un abogado. Quería consultar costo y saber ¿Qué era lo que pasaría ahora? No nos educan para saber cómo denunciar y menos nos dicen que es lo que pasara con nuestros agresores. No nos educan para saber cómo actuar en esos momentos y aunque lo hicieran, el impacto es tan fuerte que nuestra forma de actuar es variada. Lo que sí parece común en todos los casos es la primacía del miedo.

Lo que me dijo el abogado es básicamente que una vez que se pone una denuncia de ese tipo es imposible retirarla y que la sentencia es variable entre 9 a 16 años, “si se comprueba”. (Debí poner más atención a ese último comentario). “El costo es variable, comenzamos con 100 soles para la movilidad y averiguar cómo está el caso y luego te iré solicitando de acuerdo a lo que se necesite”.


Bien, era claro que necesitaba dinero y orientación, decidí hablar con mi hermano. No se me paso por la mente imaginarme como decirle pero tenía miedo de que llegue ese momento. Cuando lo vi, me dijo: ¿Qué pasa?; nunca lo mire a los ojos; recosté mi cabeza en la mesa y le dije: Necesito tu ayuda, no tengo con quien más ir, todo ha pasado tan rápido; me paso algo feo (empecé a llorar) ayúdame por favor, hable con un abogado pero no sé nada del proceso. Necesito tu ayuda, no quiero hablar con mis papas. El me abrazo y llore más; me dijo: Lo que entiendo, por lo que me dices es que ¿han abusado de ti?, Solo lo mire.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Resiliencia

Los días pasaban. Ya no estaba segura de por qué luchaba. Todo se volvió monótono, ya no tenía esperanza, pero no quería rendirme, así...

 
 
 
El abogado del diablo

Los días se habían vuelto fastidiosamente rutinarios, prefería hacer “nada” a tener que salir de mis cuatro paredes. Siempre buscaba una...

 
 
 

Comentarios


© 2023 por NÓMADA EN EL CAMINO. Creado con Wix.com

  • b-facebook
  • Twitter Round
  • Instagram Black Round
bottom of page