CONFUSIÓN
- ELLA, sobreviviente
- 16 may 2019
- 2 Min. de lectura
Mi vida se convirtió en un va y ven de pensamientos positivos y negativos. Había una lucha interna dentro de mí. Tenía muchas preguntas. Cuestionaba muchas cosas que estaban pasando. Siempre creí que lo que pensaran o dijeran los demás de una persona no debería ser tan relevante, no debería influir en su vida pero ahora había un peso social que caía sobre mí y tenía la afirmación de la justicia.
Crecemos pensando que las entidades del estado se rigen bajo reglas (leyes) y lo que conocemos, lo entendemos por “realidad”, que hay acciones y hay castigos y nada más. Pero nos olvidamos de que esta justicia esta conforma por grupos humanos que crecieron bajo un estigma social, bajo su propia forma de vida. Y es ahí donde nos damos cuenta de que la justicia no es de la forma en la que nos enseñan sino que se rige bajo principios de personas criadas en una sociedad donde sí, "hay roles de género”, donde cada hombre pero en especial cada mujer tiene que vivir bajo reglas, reglas sociales, y sí se aleja de eso, se aleja de ser una “persona” merecedora de justicia (como si obtener justicia fuera un premio).
Entonces me di cuenta que lo creí que era "lo correcto" y lo que me imaginaba que tendría que pasar, nunca pasaría. Me di cuenta de que las cosas eran distintas a lo que nos enseñan. Que había muchas razones por las que pudieran hacerte daño y sería justificable a los ojos de la sociedad pero ¿por qué estaría bien ante los ojos de la justicia? ¿Que no se supone que somos iguales?
Entre más pasaban los días, me sentía más asqueada de la sociedad y la realidad en la que vivimos. ¿Qué puedo hacer?, era mi pregunta de todos los días. La vida en sí se volvió hiriente. Ya no podía callar más. A los ojos de la justicia era más que visto que no lograría nada y el solo hecho de pensarlo me lastimaba. Había pasado por tantas
"humillaciones", socialmente no me importaba pero ¿judicial?. No me dolía que no me creyeran, no me dolía que me digan que “hay contradicciones” o sus preguntas esculcando mi vida sexual, no me dolía tener que sentarme y contar cada acción delante de un piso lleno de personas. Me dolía y me duele sentir que lucho por nada, que cada desgaste físico y emocional no vale la pena, me dolía saber que todo esto era protocolo, que por interno la respuesta era “este caso, más temprano que tarde se va archivar”.
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