CENTRO DE EMERGENCIA MUJER
- ELLA, sobreviviente
- 10 jun 2019
- 3 Min. de lectura
Los días se volvieron interminables. Siempre trataba de mantenerme ocupada quería que mi cuerpo este tan desgastado de tal forma que no tuviera fuerzas para pensar en todo lo que vivía. Intenté retomar mi trabajo como profesora, siempre me sentí cómoda trabajando con niños, el problema era lo abrumada que me sentía con los padres me di cuenta que no quería que las personas se me acerquen aún más si eran hombres, inmediatamente sentía miedo. No quería hablar con ellos y solo pensaba en alejarme, por eso no pude continuar.
Por algún tiempo mi vida se dio dentro de cuatro paredes. Mi familia trataba de sacarme de esa soledad en la que yo me sumergía solo porque ahí me sentía segura. Era común que llegarán a casa contando que alguien había preguntado por mí. Mis tíos y primos abogados al enterarse se comunicaron con mi hermano, todos querían aportar claro pero primero querían saber la historia. Una compañera de trabajo de mi mamá le comento sobre el Centro de Emergencia Mujer del Callao, le dio la dirección y el teléfono. Mi madre llamo de noche y la asistente nos dijo que ya le habían comentado del caso que estaba en redes, que por favor nos acercáramos lo más pronto posible. Esa noche toda mi familia y yo fuimos. Nunca creí conocer tantas dependencias del sistema judicial. -Me había acostumbrado que si estaba en uno pasarían cosas muy malas-. La psicóloga hablo primero con mis padres, quienes le pusieron al tanto del estado del caso. Cuando entre la psicóloga me dijo que me haría unos exámenes para evaluar mi estado emocional. Siempre que me tocó hablar con ella miraba la mesa o estaba recostada sobre mis brazos, no parecía un lugar peligroso además era agotador siempre tener que hablar del tema. Tuve varias sesiones y finalmente me dijo que según su evaluación yo había sufrido violencia sexual. -Vaya, me dije. Al menos hay alguien del estado que me cree-.
Mi hermano intento colaborar lo más que pudo con la abogada del CEM, quien ya había tomado el caso. Luego de un tiempo nos dijeron que como el caso se dio en Bellavista -otra provincia del Callao-. Le tocaba a otra sede del CEM realizar el seguimiento. Así que nos fuimos. La mayoría de abogadas dentro de esa institución siempre tenían una mirada dura. -Ahora no me sorprende-. Para ese momento apenas me estaba enterando de la realidad judicial en la que vivimos las mujeres denunciantes y muchos niños.
La psicóloga me invito a que continuará asistiendo para apoyar en mi recuperación, pero en mi vida había momentos en los que permanecía completamente sola durante varios días, solo salía de mi habitación para buscar comida. Así que no era común salir de casa a menos que sea extremadamente necesario. Decidí no volver más.
A los días tenía cita en el juzgado y mi nueva abogada debía estar presente. Habían pasado tres meses y yo seguía sin una orden de alejamiento, estudiando con mi violador. La abogada nunca llego. Al entrar la evaluadora me dijo: En tu pericia psicológica la doctora ha determinado que no tienes afectación. -Como si no lo hubiera leído ya-. ¡Otra vez esas palabras! -Siempre me sentí tan impotente tratando de hacer que unas personas que no me interesan una mierda me crean-.
Se había convertido en mi responsabilidad dar a conocer la verdad aun cuando para esas personas, la verdad ya estaba impuesta. Ya había sufrido las consecuencias de los resultados de esa pericia. En la universidad mi violador la utilizaba para liberarse de culpas y hasta alardear de que seguiría acciones legales contra mí. Obviamente esto también afectaba el caso irremediablemente.
Que fácil es para una persona escribir en un resultado "ella no tiene afectación" además criticar mi vida sexual basada en sus prejuicios. Y he allí un fundamento para los demás miembros del sistema de justicia para verme como les plazca, claro sin contar con que ayuda a un violador a continuar como si nada hubiera pasado. Ahí me di cuenta del terrible mensaje que EL SISTEMA DE JUSTICIA le da a los violadores y que solo las personas que denuncian y sus familias lo saben.
Por suerte en mi evaluación psicológica del CEM, la doctora sí determino mi afectación emocional, creo que atribuyo bastante el echo de que esté llevando tratamiento psicológico y psiquiátrico, haya dejado de realizar mis actividades y me haya intentado suicidar 2 veces. Gracias a esa evaluación el tramite para mi orden de alejamiento, seguiría su rumbo. Aunque tardaría varios meses más en llegar.
Comments